¿Qué será de estos niños cuando su sueño se rompa y se haga trizas como una copa de cristal?
Un niño o adolescente es una persona que está en formación y en cambio constante.
¿Qué será de estos niños cuando en cadetes, en infantiles o incluso alevines de cualquier equipo o deporte se les vanagloria haciéndoles creer que su “formación profesional y personal” se basa solamente en lo que hagan en el campo o en la cancha de juego?
¿Qué será de estos niños a los que sus padres, entrenadores y monitores solo les dan consejos tácticos, pero no de valores, principios y prioridades? Por suerte, no todos son así, pero sí la gran mayoría.
Para cualquier padre o madre es un orgullo que su hijo o hija sea un “crack” en el deporte. Les hace vivir de nuevo su juventud y soñar con un futuro de estrella mundial, de tener esa oportunidad que ellos no tuvieron pero ¿Qué será de estos niños (y estadísticamente hablando) si su sueño de élite se rompe? Papá, mamá, entrenador: ¿lo has pensado?
“Al fomentar la responsabilidad con los entrenamientos se les dan valores importantísimos para su vida”, igual que un alcohólico se agarra a la evidencia científica de que dos copas de vino al día son buenas para su corazón y su salud. Cuando si hablamos de prioridad y de salud, llevar una dieta equilibrada, no cometer excesos (y sí…hacer deporte) quizás sea algo más sensato y con mejores beneficios a largo plazo.
De pequeño jugaba en un equipo pobre de barrio, y cuando salía a jugar en mi cabeza se escuchaba aquella sintonía del Canal + antes del partido de la jornada. Tenía el corte de pelo de mis ídolos deportivos, y hasta imitaba como corrían por el campo y celebraban los goles. Cada semana era una final, lo disfrutaba, me divertía y también soñaba despierto, pero en mi casa me enseñaron algo: ”Airam, lo primero es lo primero. Estudiar, tener valores, y esforzarte es innegociable por muy Maradona que seas”. Quizás por esa educación sobre el esfuerzo y las prioridades, hoy soy Autónomo en España (hablaré de eso en otra ocasión).
El caso es que, gracias a esos principios, salía de mí decirle a mi entrenador: ”Ale, el jueves no vengo a entrenar porque tengo un examen”.
A lo largo de mi carrera profesional y después de trabajar con tantos y tantos jóvenes deportistas, la vida me ha puesto delante una curiosidad, que quizás no tenga importancia, o sea fruto del dichoso azar, pero el único deportista (alumno) que ha llegado a tener un contrato profesional, ha sido el único que nunca faltó a mis clases y que ponía su educación por encima de todo lo demás.
Tuve también una “promesa”, futuro fichaje del Liverpool, del Tenerife, del Atlético de Madrid… que al no equilibrar su vida deportiva y académica cuando llegó ese tren, al solo estar preparados física y tácticamente pero no “educacionalmente”, tuvieron que esperar al siguiente tren. Y mientras esperaban, fruto de su desolación y desconsuelo, al no tener nada más que eso, tomaron otro camino triste que les llevó a la depresión, las adicciones, o la delincuencia. Reitero, quizás sea solo fruto del dichoso azar, pero…
¿Qué será de estos niños cuando su sueño se rompa en mil pedazos si solo tienen “talento”?