Has sido víctima de una mentira, una de tantas que nunca has cuestionado. Te han repetido una y otra vez que no puedes hacer nada para manejar tus emociones cuando te sientes mal. Es cierto que te han sugerido que te relajes, respires profundamente o incluso hagas ejercicio, y todo eso está bien. Te ayuda y te calma, pero se basa en una falsedad: «No tienes el poder de gestionar lo que sientes«. La emoción, la sensación llega y no puedes hacer nada.
La realidad opuesta a esta mentira es que tus emociones siguen un proceso. Primero, las piensas y les das forma, utilizando todos esos filtros que te han enseñado a lo largo de tu vida. Los adornas y los visualizas en tu mente con colores, tamaños e incluso escuchas voces sin necesidad de recurrir a un especialista. La verdad es que cualquier cosa que pase por tu mente se transforma según los filtros que utilices. Sí, algo similar a los efectos especiales, el zoom y la paleta de colores de las fotos en Instagram o TikTok. Utilizas esos recursos para que lo que estás pensando o imaginando, que no es real, te haga sentir de una determinada manera, ya sea bien o mal.
Te han dicho que no puedes cambiar eso que sientes, pero ¿has intentado cambiar los filtros? Al igual que con esa foto poco favorecedora que tienes en tu teléfono, cuando le aplicas algunos retoques, añades filtros y efectos especiales, ¡queda increíble!, ¿verdad? Te ves guapo/a o elegante. ¿Sabes por qué lo haces? Porque es ÚTIL para tu propósito, para tu objetivo. Cuando lo haces, no te cuestionas si está bien o mal retocar las fotos, porque todo el mundo lo hace. Pero curiosamente, no cambias los filtros con los que ves las cosas en tu mente. Y créeme, cuando lo haces, la realidad y tus emociones también cambian.
Dado que te encantan los desafíos, te reto a hacerlo la próxima vez que te sientas inseguro o insegura, con miedo o pereza. Comprobarás los cambios por ti mismo. No dudes en modificar esos filtros mentales y observa cómo se transforma tu percepción y cómo te sientes.